plaga de pulgas

Las pulgas son animales peligrosos. Es un pequeño parásito (apenas visible) cuya picadura puede ser muy molesta y que, además, puede causar enfermedades como la dermatitis alérgica, el tifus o las tenias.

El verdadero problema, no obstante, llega durante los meses de primavera y verano, cuando aprovechan el calor, la humedad y la sangre de animales domésticos, sus aliados naturales, para reproducirse y acabar constituyendo auténticas y amenazadoras plagas.

Tratamientos para prevenir las pulgas

Actualmente, el binomio pulgas y mascotas permanece indivisible. No importa que un gato no salga de casa para contraerlas; la pulga sólo necesita un huésped (otro animal o una persona) para colarse dentro de una vivienda y empezar a procrear.

Por eso, con perros y gatos es necesario mantener tanto unas rutinas de higiene (baños frecuentes y lavar a menudo sus enseres) como constantes desparasitaciones (una vez al mes sería suficiente).

La eficacia de estos tratamientos contra parásitos es diversa: además de champús específicos, el clásico collar antipulgas o los modernos comprimidos y pipetas (muchos de estos pueden eliminar también los huevos), existen métodos más potentes (para mascotas con cierto grado de infestación) como las inyecciones subcutáneas o los aerosoles.

 

Qué hacer en caso de infestación de pulgas

Pero resulta que, por desconocimiento o por el uso de productos indebidos, eliminar pulgas no es nada fácil. Por ejemplo, poca gente sabe que, una vez aplicados los pulguicidas, estos deben ser letales antes de que los huevos eclosionen, ya que tanto este brote como su posterior transición a larvas tiene lugar ya fuera del animal, es decir, en suelos, rendijas o sofás de la casa.

Suele ser un cúmulo de causas -una aplicación incorrecta de los tratamientos, condiciones de extrema humedad y calor o falta de higiene- las que lleven a que, en un momento dado, la presencia de las pulgas sea visible e, incluso, estas lleguen a picar a los humanos. A partir de aquí, se está luchando ya contra una infestación.

Tras comprobar que la mascota está correctamente desparasitada, lo primero que debe hacerse es airear la casa y limpiarla a fondo (oscuridad y suciedad son hábitats naturales de las pulgas); para, finalmente, lavar a alta temperatura tanto las cosas del perro o el gato como la propia ropa de cama de los humanos.

Mucha gente, a partir de aquí, decide fumigar por su cuenta; no obstante, siempre es más recomendable ponerse en manos de profesionales, no solo por la toxicidad de los insecticidas empleados (la casa tendrá que ser desalojada durante, al menos, doce horas después de liberarse el producto), sino también para asegurar la eficacia del resultado.

Y, por supuesto, no debe bajarse la guardia tras la fumigación. Tanto las puntuales desparasitaciones como acudir a un experto cuando sea necesario serán las claves para el futuro bienestar de todos los habitantes de la casa.

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